PARA TI , AMA
Nos
conocimos hace unos cuantos añitos ya… y desde entonces no ha pasado un solo día
en el que hayamos estado sin hablar. Salvo en esos días perdidos en los que a
consecuencia de algún enfado sin mucha
importancia pero que por cabezonería y/o por varios malvados consejeros como el
orgullo, en los que nos dejamos convencer por el siniestro susurro del diablo en el oído. Eso es,
días perdidos e irrecuperables, porque si algo no se recicla, es el tiempo.
Me
has enseñado muchas cosas en todo este tiempo, desde lavarme los dientes y la
cara solita hasta saber respirar hondo y ser paciente cuando
las cosas no salen como una esperaba.
Hemos
compartido diversidad de momentos de todo tipo;
Tardes
de hacer recados con ese pequeño plus de
algún “caprichito” que caía de vez en cuando,
maravillosos días de playa familiares en
vacaciones de verano,
innumerables
visitas a regañadientes , a la consulta del pediatra cada invierno que al final
siempre resultaban más similares a lo que tú me decías que serían , en lugar de
a lo que yo imaginaba como cualquier
niñ@ de mi edad,
desayunos crispantes bajo el lema “¡tomate la
leche ya!” con un tono de bomba de relojería –jejejeje- ,
esas citas de peluquería a las que empezamos
yendo juntas cuando aún solo iba para “cortarme las puntas” y hoy seguimos manteniendo
la costumbre de ir juntas de vez en cuando, y tantoooos momentos geniales entre
madre e hija que podría detallar….
Pero
también hemos compartido momentos muy tristes en los que mutuamente nos hemos
transmitido fuerza y consuelo. Juntas hemos bebido de la copa de la amargura
nunca dejando embriagarnos por ella a pesar
de la magnitud de los tragos.
Hemos
compartido largas noches eternas que parecían no tener fin, con ese silencio
ensordecedor de fondo.
Juntas
sobrevivimos cuando nuestro mundo de cristal se rompió en pedazos un día que no
presagiaba tal acontecimiento.
Ambas
hemos defendido con tesón la sonrisa de la otra en los momentos en los que la
tristeza amenazaba con llevársela.
Y
juntas seguimos luchando día a día para que el peso del dolor no venza la balanza.
Me
siento privilegiada de tener una compañera
de viaje tan especial y grande que junto a otro gran compañero de viaje
que marcho hace pocos años , me ha
enseñado los valores que hoy procuro transmitir a mi pequeño compi de viaje : mi hijo.
Si
ama, me siento ORGULLOSA de que hayas sido TU quien me invitó a la vida aquel
15 de Mayo de 1981.
ORGULLOSA…
De
que seas mi madre.
De
haber tenido la suerte de poder aprender de ti
todo lo que ahora se.
Y
siento una gran FELICIDAD….
De
poder seguir yendo juntas a la peluquería.
Tomarnos
un café de vez en cuando en el “Txiki txoko”, “Marina”, “Lumentza”….
Escuchar
tu voz cada noche por teléfono.
Ir
juntas a la playa.
Hacer
los “recados” juntas como cuando era pequeña, aunque ahora ese plus de algún “caprichito”
se lo lleve Aimar jejejej
Percibir
tu olor personal, que desde pequeña sigue siendo el mismo aunque cambies de
perfume.
Poder
Intentar ayudarte cuando la tristeza o la preocupación asoman por tu mirada.
De
poder decir….”he quedado con ama”o “voy a ver a mi madre”.
Y
siento una gran felicidad de que hayas tenido la oportunidad de conocer a la
personita más grande de mi vida: Aimar
Y
esta felicidad se ve colmada cuando veo que Aimar también ha tenido la
oportunidad de conocer a la mujer más importante de mi vida: tú, ama.
Veros
juntos a los dos me llena de emoción. Ver como Aimar disfruta con “amuma” y tú disfrutas
con él, es uno de los mayores regalos que la vida me ha ofrecido después de
todo lo que nos ha quitado.
Que
sigas aquí es lo más grande ama y por eso te dedico estas líneas en homenaje a
tú gran trabajo como madre y amiga. Porque estás aquí y tienes la oportunidad
de leerlo cuantas veces quieras, que es cuando tienes que disfrutar de algo así,
no cuando te hayas marchado. Porque como decía Jorge Luis Borges en uno de sus poemas….
“con el tiempo aprenderás a decir que amas pues ante una tumba ya no tiene
sentido”….
Por
ello ama, quiero que cada día escuches,
leas, pero sobretodo sientas lo
orgullosa que estoy de ti y lo grande que eres y serás siempre.
No
quisiera dar por hecho algo tan importante….ya que el precio de dar por hecho
los sentimientos hacia los demás acaba pasando una factura tan elevada que hace
que nuestro corazón tiemble de remordimiento.
Maria
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